Estados Unidos condena “enérgicamente” nuevo lanzamiento de misil por parte de Corea del Norte
A la condena se unió también el G7, que calificó lo ocurrido como “comportamiento imprudente” por parte del régimen de Pyongyang.
El Gobierno de Estados Unidos condenó este sábado “enérgicamente” el lanzamiento de un misil balístico intercontinental (ICBM) norcoreano que, según Tokio, cayó en aguas territoriales japonesas, y advirtió que adoptará “todas las medidas necesarias” para garantizar la seguridad estadounidense y la de sus aliados en la región.
“Este lanzamiento aumenta innecesariamente las tensiones y corre el riesgo de desestabilizar la seguridad”, alertó Adrienne Watson, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, quien reiteró que el disparo del dispositivo “constituye una violación flagrante de múltiples resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas”.
Según la portavoz, lo ocurrido demuestra que Pyongyang “sigue dando prioridad a sus armas ilícitas de destrucción masiva y a sus programas de misiles balísticos en lugar de al bienestar de su gente”.
Por ello, Estados Unidos llamó a la comunidad internacional a condenar lo sucedido y solicitó a Corea del Norte que cese sus “acciones desestabilizadoras” y emprenda un “diálogo serio”.
“Comportamiento imprudente”
En tanto, los ministros de Relaciones Exteriores de las siete economías más avanzadas (G7) criticaron el “comportamiento imprudente” de Corea del Norte y exigieron “una respuesta unificada de la comunidad internacional, incluyendo medidas significativas por parte del Consejo de Seguridad” de la ONU.
El G7 es integrado por Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Japón, Canadá e Italia.
Corea del Norte disparó este sábado el primer misil balístico intercontinental en casi dos meses, en una clara señal a Seúl y Washington, que en pocos días más comenzarán sus ejercicios militares conjuntos destinados a mejorar su respuesta en caso de un ataque nuclear norcoreano.
El Comando del Indopacífico de Estados Unidos aseguró que el lanzamiento no supuso una “amenaza inmediata” a personal o territorio estadounidense o a sus aliados.